El aprendizaje de un niño o niña no siempre tiene por qué avanzar en sentido lineal, de hecho, es un proceso complejo que muchas veces resulta difícil de predecir su trayectoria. Cuando un hecho o situación hace retroceder este aprendizaje se conoce como regresión infantil, y normalmente implica un comportamiento propio de niños y niñas mucho más pequeños que ellos.
Se trata de un fenómeno más común de lo que parece, ya que la regresión suele darse con ciertos detonantes que implican estrés o cambio repentino. Por suerte, la gran mayoría de las regresiones infantiles son pasajeras y con la ayuda adecuada pueden remitir en poco tiempo.
Diagnóstico y comportamiento propio de las regresiones infantiles
Generalmente los niños y niñas que padecen regresión infantil dejan de realizar una capacidad ya adquirida y propia de su edad. Por ejemplo, lo más común es que comiencen a hablar como un bebé, pidan chupetes o se hagan pis encima. En cualquier caso, los padres y madres no deben regañarle por esto, pues cuando un pequeño o pequeña hace esto suele ser porque busca más atención por parte de ellos.
Las causas de la regresión infantil implican grandes cambios: la llegada de un nuevo hermano o hermana, el inicio del colegio por primera vez, el fallecimiento de algún familiar cercano o alguna situación conflictiva dentro del ámbito doméstico.
Muchas veces se trata de circunstancias naturales y cotidianas a los que tarde o temprano debe enfrentarse el pequeño o pequeña, y como nunca antes se han visto en esa situación reaccionan con este comportamiento más infantil.
¿Cómo ayudar a un niño o niña con regresión infantil?
Una vez reconocemos el motivo que ha causado la regresión infantil llega el momento de comenzar a resolverlo. Ante cada respuesta del pequeño o pequeña, es recomendable tener en cuenta estos aspectos:
- No respondas con frases negativas intentando avergonzar al niño o niña por su comportamiento.
- La regresión infantil en su mayoría de veces se da por una falta de atención por parte de padres y madres, por lo que siempre es conveniente pasar más tiempo con los hijos e hijas y jugar con ellos.
- Corregirle, pero no imitarle.
- Reflexionar acerca de si el entorno del niño o niña propicia la regresión: puede ser que algún familiar interactúe de manera incorrecta con ellos y favorezca esta situación.
- No enfadarse, en ese caso un tratamiento amable favorece la desaparición de la regresión infantil.
En resumen, gracias a una buena gestión de las situaciones, la regresión infantil puede darse solamente durante momentos puntuales.