Hace cinco años la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió dedicar un día internacional al año (cada 20 de marzo) como reconocimiento del importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas de todo el mundo, en especial los niños.
Sin embargo, la idea de la felicidad como valor internacional comenzó en el Reino de Bután hace aproximadamente 40 años, cuando el Rey Dragón IV decidió que la filología de su Gobierno se basase en hacer felices a sus súbditos creando el concepto revolucionario: la Felicidad Nacional Bruta (FNB). De hecho, fueron ellos los que presentaron ante la ONU la idea de celebrar un día como este en todo el mundo.
Y ¿qué es ser feliz?. Según la RAE es el “Estado de grata satisfacción espiritual y física”, pero esto se queda un poco corto y limitado. Lo cierto, es que la felicidad es un sentimiento muy subjetivo que podría definirse como un estado de bienestar, seguridad y tranquilidad al que todos pretendemos llegar y mantenernos el mayor tiempo posible. Acceder a ese estado se logra disfrutando de todo aquello que implica un placer inmediato (una comida, un paisaje o una reunión entre amigos); y por medio de la satisfacción genera lograr un objetivo.
Alcanzar ese estado de bienestar y felicidad es importante hacerlo desde la infancia y como padres, educadores y tutores somos los responsables de conseguir que niños y niñas lleguen a él. Pero ¿cómo podemos ayudar a que nuestros pequeños aprendan a ser felices?
En esta tarea de ser felices desde la infancia, según dicen los expertos, es necesaria la construcción de la autoestima del niño/a y promover un ambiente lleno de alegría con el fin de construir en los infantes una personalidad saludable.
Una crianza afectiva y una educación adecuada contribuyen a que los niños/as puedan alcanzar la tan anhelada felicidad, promoviendo su autonomía y seguridad en si mismos. Igualmente, es muy importante que los pequeños se sientan estimulados a tener un comportamiento empático y solidario, lo cual los lleva a establecer relaciones sociales de calidad.
El juego y niños felices
Según un estudio elaborado por Imaginarium, II Estudio sobre Felicidad e Infancia, la felicidad de los niños y las niñas estaría conformada en torno a aspectos como la amistad, las relaciones sociales y familiares y el pasar tiempo con sus seres queridos.
Otro aspecto, según Imaginarium, es el papel del ocio y del juego, una actividad necesaria y vital de la niñez para ser felices. A través de él los más pequeños maduran, tienen un correcto desarrollo cognitivo y afectivo, y trabajan más su pensamiento creativo. A pesar del nacimiento de las nuevas tecnologías y las pantallas en la vida de los niños montar en bici, construir, los instrumentos musicales o las manualidades son los juegos que más causan felicidad en niños y niñas.
Por medio del juego los niños pueden explorar sus emociones, identificar sus sentimientos y construir una inteligencia emocional que les permitirá afrontar con optimismo los desafíos de la vida. Por eso un niño que juega es un niño feliz.
8 claves para potenciar la felicidad en la infancia
Conseguir la felicidad depende de muchos factores, pero desde la infancia se pueden poner ciertas bases para que los niños y las niñas se desarrollen de forma armónica y saludable desde el punto de vista emocional.
- Ser amable
Los niños/as experimentan mayores niveles de satisfacción y energía, son más cariñosos, agradables y gozan de estabilidad en su ámbito social.
- Ser agradecido
Los pequeños desarrollan su actitud de reconocimiento y gratitud hacia las cosas que poseen. Dar las gracias favorece la estabilidad mental y enriquece su crecimiento en el entorno familiar.
- Ser positivo
Educados en una interpretación positiva del mundo crea niños/as más seguros/as de si mismos/as. El positivismo les ayuda a encontrar en la edad adulta oportunidades a nivel personal y laboral más fácilmente.
- Cero etiquetas
Las etiquetas limitan el desarrollo del a identidad infantil y moldean negativamente su actitud.
- No dramas
Es imprescindible educar a un niño/a para que le de a las cosas su justo valor, ayudándoles a diferenciar y a distinguir lo que realmente importa en la vida.
- Logro personal
Los niños son más felices si consiguen sus objetivos por méritos propios.
- Ser autónomo
Los niños/as desarrollan su independencia del entorno paterno conforme crecen, esto potencia la autoestima del niño/a y la confianza en si mismo. Dejarle realizar tareas por si mismo es una manera de educar en la igualdad.
- Inteligencia emocional
Es importante que los peques aprendan a controlar y regular sus emociones para resolver cualquier conflicto que se les presente de manera pacífica. Esto generará tranquilidad y armonía en su carácter.