El mundo actual es muy competitivo, se busca ganar en todos lo ámbitos, ser el primero y obtener lo mejor. Esto se explica por el afán innato del ser humado de medirse permanentemente con relación a otro; enfrentándose a situaciones competitivas en casa, en el colegio, en el trabajo y hasta en su propia comunidad.
Sin embargo, la competitividad sana no es mala para los niños y niñas, más bien todo lo contrario. La competitividad sana puede motivarles y ayudarles a conseguir todo aquello que se proponen, confiando en sus posibilidades y además, es una excelente oportunidad para enseñarles el respeto hacia sus semejantes. Para ello, y para evitar la frustración de los más pequeños, es necesario evitar exigencias que vayan más allá de su proceso natural de crecimiento.
La competencia como protagonista del juego y el deporte
El deporte y el juego, con las pautas adecuadas, enseña a los niños y a las niñas a adaptarse al mundo competitivo, aprendiendo que ganar y perder forman parte de su crecimiento. Una correcta competencia genera que los niños y niñas se desenvuelvan mejor, aumenten su autoestima y aprenden a trabajar en equipo.
La competencia sana vista como un fin
De acuerdo con la etapa de crecimiento que se encuentre el niño y la niña, se busca enseñarles a enfrentar los desafíos que la vida puede poner en su camino, sin que ello signifique sentirse agobiados o estresados. El objetivo de una competencia sana es el de adaptar sus fortalezas y cualidades para salir airosos/as de cualquier tropiezo.
¿Cuál es el papel de los padres y educadores en el fomento de una competitividad sana en los niños?
Los padres y los educadores juegan un rol fundamental en todo este proceso. Estas figuras les enseñarán y ayudarán en el trabajo de desarrollar empatía por un semejante, y a desarrollar la tolerancia ante la frustración indicándole que una derrota es una nueva oportunidad para mejorar.
¿Cómo fomentar la competitividad sana en los niños?
- Viajar mucho para ayudarle a entender mejor el mundo en el que vive, razas, idiomas, culturas y otros valores sociales.
- Deporte, idiomas y música para fortalecer el cuerpo y el trabajo en equipo, engrasar la mente y el desarrollo cognitivo, y ensanchar el alma y desarrollar habilidades de lenguaje y creatividad.
- Enseñarles que la cooperación es muy superior a la competencia, no solo moralmente sino también por su eficacia.
- La familia es lo más importante y nunca falla.
- Enseñarle a arriesgar para potenciar su creatividad y la facilidad de encontrar soluciones originales a problemas cotidianos.
- Enseñarles la importancia del trabajo en equipo o el esfuerzo constante.
- Vivir en armonía con la naturaleza cuidando su entorno como cuida su propia casa.
- Disfrutar de las pequeñas cosas y descubrir el placer del trabajo bien hecho.
- Ser agradecido
- No aprender a ganar sino hacerlo lo mejor posible, disfrutando del juego y aprendiendo a reírse de la derrota e intentar mejorar los errores.
- Enseñar con el ejemplo.